domingo, 29 de mayo de 2011

TRANQUILINA COLOQUIÓN... O LA PACIENTE CRONICA



Mujer de, de unos cincuenta años. Viuda y sin más ocupación que dedicarse a cuidar su hogar y los animales que posee. 
Tranquilina, está en su  pequeño pueblo llamado Villahondanada. 
Se encuentra sentada en una de las sillas, con  Dionisia sentada enfrente.


TRANQUILINA.- 
¡ Qué si Dionisia ¡ Qué  anoche me dio un mareo y me puse mu mala. Y to por un vahio. Vamos que no sabes tú, los problemas que yo tengo con la tensión. Unas veces me sube... otra me baja.


DIONISIA.-Vaya vaya, Tranquilina.  Pero ¿ dónde tienes tú la tensión metía? ¿ En un ascensor?

TRANQUINA.- 
No te rías Dionisia, que lo mío es mu grave. No te puedes figurar to lo que me pasa a mí. Me vuelve loca la tensión. La peritone mala. La pendiriti hería. Y encima, ahora,  lo de la tensión.  Pero claro... ¡ Cómo ya no vienes a verme casí nunca, po no te lo puedo contar.  ¡Si es que to me pasa a mí ¡

DIONISIA.- 
Mujer, es que en casa siempre tengo faena. Hoy porque me e escapado un rato pa hacerte compañía, mientras que termino ésta bufanda pal Manolo. Pero, ¿ tantas cosas te pasan¿ Qué es eso de la peritoné y la pendiritis? Ya no me río mujer. Anda cuéntame que es lo que te  ha pasado desde que no te veo.

TRANQUILINA.-
A pos mira, mu bien, porque la verdad es que estoy tan sola...  ya tenía yo ganas de hablar con alguien. Veras, hace unos días, fui al bulatorio a recoger unos nilisis que me habían hecho, porque me dolía mucho el lao, desde que me comí unos  pimientos fritos  con las pepitas y to, ¡ Estaban  tan  ricos ¡


DIONISIA.- 
Pero Tranquilina... ¿tú no me dijiste que la medica te había recomendao no comer fritos, porque decías que te dolía las tripas?


TRANQUILINA.- 
Ya mujer, pero estaban tan ricos, que por una vez. Total, que cuando le dije que me seguía doliendo mucho, me dijo, que a ver si no iban a ser los pimientos ni las pepitas de estos, sino que podía tener una perinitis.

DIONISIA.- 
¿ Peri quéééé?

TRANQUILINA.- 
Periniti, muje, periniti., de la peritoné. Y lo peor es que si es eso, me tendrán que rajar las tripas pa curarmela, como le hicierón al Pascual el año pasoa.
¡ Yo estaba asustadisima ¡ Porque  yo hija, tengo lergia a la  nastasia


DIONISIA.- 
¿ La nastasia ¿ ¿ Qué es eso?

TRANQUILINA.- 
Mujer... ¡Pos la nastasia! Eso que te ponen en los hospitales pa dormirte del to. Pero es que yo tengo mucho miedo, porque no sabes tú. Mi cuña me ha contao, que una amiga suya, que la habían operao de la pendinitis, no se despertaba después ni a tortazos. Al final, se despertó un poco, pero yo creo que era para que dejaran de zurrarla y encima se quedó llena de moraos por la cara.

DIONISIA.- 
Pero muje, eso no ocurre to los días.

TRANQUILINA.- 
Ya hija, pero ¡ Cómo to me pasa a mi ¡ Y encima... ¡La tensión!

DIONISIA.- 
¿ Qué es lo que te pasa con la tensión?

TRANQUILINA.- 
Pues eso, que tengo la tensión muy descontrolá. Y la culpa, la tuvo el Florencio.


DIONISIA.-  
 ¿El Florencio ?  ¡ Ya ¡ ¿Y quién es ese Florencio? Te lo tenías muy callaito.

TRANQUILINA.- 
Dionisia, no empieces a pensar mal, quel Florencio es un primo lejano de mi difunto Paco, que vino del pueblo, la semana pasá con su hermana la Gertrudis.

DIONISIA.- 
Pero...  ¡Vamos a ver! ¿ Qué tiene que ver, el primo de tu difunto, con tu tensión?

TRANQUILINA.-   
Pues si tuvo que ve. ¡Y mucho! El Florencío, se presentó en mi casa. Venía del pueblo y... bueno... pues me trajo una poca de matanza de allí.

DIONISIA.- 
Pos no entiendo na...y, ¿ eso qué tie que ver ?  

TRANQUILINA.-   
Ay Dionisia, que cerrá eres a vece mujé pues... que estaba to tan rico, el chorizo, la panceta,  las morcillas, el jamón...

DIONISIA.- 
¡ Ya ! y, tú te pusiste de comer hasta el cogote

TRANQUILINA.- 
Si no comí casi ná, pero... claro... no le iba a hacer un feo al Florencio Dionisia,  es que es mu majo... y... claro, el pobre también está mú solo el hombre, aunque viva con su hermana.
DIONISIA.- 
Pero ¡ Tranquilina tu difunto ¡  ¡ Vaya, vaya ¡ No me extraña que te subiera la tensión...


TRANQUILINA.-  
¡No piense mal¡ ¡Qué una, es mú honrá y mú decente! Con lo que yo, me acuerdo de mi difunto Paco. Pero.. ¡ Es que todo me pasa a mí!
Y con lo de la pendi, y la peritoné, estaba mu decaída, así, que al ver... ¡ esos chorizos... esas morcillitas...

DIONISIA.-
Ya...ya... te acordaste  de tu difunto Paco.

TRANQUILINA.-  
Pues si... mira pa que negarlo. Es que, como las matanzas de mi Paco no había ninguna y.. claro, la tensión, mese descontroló. Menos mal, que el Florencio, venía a ver si me había gustao la matanza y....

DIONISIA.-  
¿Y qué Tranquilina?

TRANQUILINA.-  
Pues eso, que me llevó a la médica, y tenía la tensión... ¡ Cómo tenía la tensión... ! Señor, Señor¡ ¡ Cómo to me pasa a mí!
Ahora quieren, que coma jamón de los americanos y acelgas aburrías... ¡Qué pena señor!

DIONISIA.- 
¿ De los americanos? ¿ Qué es eso?

TRANQUILINA.-  
¡Ay hija! A veces pareces tonta, no entiendes na. Pues, jamón de yo. ¡Con lo rico que está el nuestro! ¡Me van a matar a disgustos! Si ya lo digo yo...¡Todo me pasa a mi! Y mañana, encima, me tengo que hacer, otros nilisis...

DIONISIA.- 
¿Otros  qué?

TRANQUILINA.-  
Nilisis... otros nilisis. Lo que me faltaba. Otra vez, a pincharme por tos los sitios. Porque ya veras tú, con lo escondías que yo tengo las venas.

DIONISIA.-  
¿Qué  tienes las venas cómo?

TRANQUILINA.- 
Escondías, ¡Escondías! Eso me dice siempre, el Froilan: ¨Tranquilina, tiene Ud. las venas mu finas y escondías¨Así que, hasta que las encuentra, termino hecha un acerico. ¡Señor, Señor! ¡ Cómo to me pasa a mí!.

DIONISIA.- 
Venga, mujer...tranquilízate

TRANQUILINA.- 
Si...si... si... pero no sabe tú., lo mal que lo paso, que siempre me mareo y me caigo redonda. Menos mal que está el Florencio  ma dicho que irá conmigo,  pa que no me pase de na,  pero.. ya lo estoy viendo, seguro que me mareo, porque..

DIONISIA.- 
¡Ya...ya.. ¡¡ CÓMO... TÓ ME PASA A MI!! 

TRANQUILINA.-  
Pues, si. En fin, es una cruz, que tengo que llevar. Ya te contaré otro día  que ahora  tengo que hacer cena, porque va a venir el Florencio y la Gertrudis.

DIONISIA.- 
Y ¿vais a cenar acelgas aburrías ?

TRANQUILINA.- 
No hija, no le voy a poner acelgas aburrías al Florencio y a la Gertrudis! Sacaré un poco de la matanza que me trajo.

DIONISIA.- 
Tranquilina....¡ Qué no puede comer esooo... !

TRANQUILINA.- 
Por una vez... ¡Señor que cruz tengo! De todas maneras ¡Cómo to me pasa a mí!  
Ya te contaré… ya te contaré más despacio, por que tengo tan mal la tensió y todos esos males…

                                                                                        Continuará…. 


Annia Mancheño

Annia  Mancheño                                

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